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Delirios de autor (el blog de Manuel Fernando Estévez Goytre)

Blog dedicado al autor Manuel Fernando Estévez Goytre y su obra

El club de los siete (texto de Manuel Fernando Estévez Goytre)

Publicado en 1 Octubre 2017 por deliriosdeautor

Cristina fue la única que en un principio se mostró reacia a la propuesta. La nueva idea que en unos meses revolucionaría la sociedad no acababa de convencerla. La de los Guerrero (signada con ese apellido por decisión unánine de sus miembros) fue la primera sociedad conyugal que se constituyó en la región entre más de dos personas. Tres hombres y cuatro mujeres firmaron ante el juez un contrato matrimonial que en un principio los uniría hasta el final de sus días. Cada cual aportó los bienes materiales que consideró oportuno, su trabajo, su esperanza y su cuerpo. Los hijos no se hicieron de rogar. Según la cláusula número cinco del contrato eran responsabilidad de todos y cada uno de los siete cónyuges. El divorcio tampoco pasó de largo por la sociedad y por lo general no transcurría mucho tiempo sin que se redujera el número de contrayentes o, por el contrario, se incorporase uno nuevo. Sin embargo, donde hay más de dos seres humanos se pierde la igualdad de trato y empiezan las preferencias y los distingos entre esposos y esposas. La casa se dividió en varias habitaciones que habitualmente utilizaban las mismas personas hasta que fueron abandonando la sociedad de dos en dos. Hombre y mujer. Fue Cristina la única que, finalmente, sobrevivió a la estampida y mantuvo el apellido de los Guerrero.

Cristina fue la única que en un principio se mostró reacia a la propuesta. La nueva idea que en unos meses revolucionaría la sociedad no acababa de convencerla. La de los Guerrero (signada con ese apellido por decisión unánine de sus miembros) fue la primera sociedad conyugal que se constituyó en la región entre más de dos personas. Tres hombres y cuatro mujeres firmaron ante el juez un contrato matrimonial que en un principio los uniría hasta el final de sus días. Cada cual aportó los bienes materiales que consideró oportuno, su trabajo, su esperanza y su cuerpo. Los hijos no se hicieron de rogar. Según la cláusula número cinco del contrato eran responsabilidad de todos y cada uno de los siete cónyuges. El divorcio tampoco pasó de largo por la sociedad y por lo general no transcurría mucho tiempo sin que se redujera el número de contrayentes o, por el contrario, se incorporase uno nuevo. Sin embargo, donde hay más de dos seres humanos se pierde la igualdad de trato y empiezan las preferencias y los distingos entre esposos y esposas. La casa se dividió en varias habitaciones que habitualmente utilizaban las mismas personas hasta que fueron abandonando la sociedad de dos en dos. Hombre y mujer. Fue Cristina la única que, finalmente, sobrevivió a la estampida y mantuvo el apellido de los Guerrero.

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