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Delirios de autor (el blog de Manuel Fernando Estévez Goytre)

Blog dedicado al autor Manuel Fernando Estévez Goytre y su obra

Granada antigua y el reino nazarí.- VIII.- Organización económica y social. El legado cultural.-

Publicado en 22 Noviembre 2018 por deliriosdeautor Manuel Fernando Estévez Goytre

Granada antigua y el reino nazarí.- VIII.- Organización económica y social. El legado cultural.-

Granada antigua y el Reino nazarí.
VIII.- Organización económica y social. El legado cultural.
(Por Manuel Fernando Estévez Goytre)

 

ORGANIZACIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL

El regadío, concretamente la aparición en escena de la noria, se presenta como uno de los principales elementos que contribuyen a la evolución de la economía de Al-Andalus. Con el paso del tiempo se van introduciendo diferentes cultivos, como de algodón, el azafrán, el arroz o los cítricos, si bien el olivo, la vid y los cereales continúan como productos básicos de la agricultura peninsular. Por razones puramente religiosas, durante la dominación árabe aumentan el ganado ovino y equino en detrimento del porcino. La explotación de la minería sigue cubriendo expectativas con la extracción de cobre, plomo, cinabrio y oro y la industria textil se centra en los tejidos zaragozanos y los brocados cordobeses. Además, existe una importante producción de armas, cerámica, papel, vidrio y piel.

Los árabes dan mucha importancia a la acuñación de moneda, como el dírhem de plata y el dinar de oro. Aunque depende de la época y el lugar, los distintos gobernadores suelen dar el visto bueno a la autorización de zocos en poblaciones de cierta importancia, de igual manera que se experimenta un importante aumento en el número de bazares, donde se comercia con productos de calidad. Por otra parte, las alhóndigas, como los caravasares en el norte de África y en Oriente, cumplen una doble función: almacenar la mercancía y dar alojamiento a los comerciantes forasteros. En la cultura de Al-Andalus, como en todas las de su entorno geográfico, el comercio va cobrando relevancia gradualmente. Si a ello añadimos que los andalusíes tienen a su disposición la extensa red de vías romanas, nos encontramos con una importante relación comercial con el resto de Europa y el norte de África, países a los que se exporta azúcar, uvas, higos, aceite, tejidos y minerales. A su vez se importan todo tipo de productos de lujo llegados de Oriente, como el oro, especias, armas, metales, pieles y esclavos.

Aunque la población rural sigue siendo más numerosa, las ciudades van adquiriendo mayor importancia en Al-Andalus que en los estados cristianos de la Península. Prueba de ello es la fundación en unos casos, o el aumento del número de habitantes en otros, de poblaciones como Córdoba, Calatayud, Madrid o Almería.

En el aspecto social habría que decir que la jassa –aristocracia- está integrada por una mezcolanza de familias árabes y visigodas que además de poseer grandes fortunas y vastas propiedades ocupan los más altos cargos en la administración. Los mercaderes forman lo que se puede denominar clase media  y la amma –clase baja o plebeya- está representada por campesinos o artesanos modestos. Por último, al hablar de sociedad no podemos dejar de hacer referencia a la situación de inferioridad que se da en el entorno femenino.

EL LEGADO CULTURAL

Es común entre los historiadores de los últimos siglos dar el visto bueno a la idea que afirma que, en lo referente al legado cultural, los estudiosos islámicos de Al-Andalus recopilan infinidad de textos filosóficos, científicos o literarios no solo de su cultura, sino de otras tan remotas y lejanas como la griega, la india o la persa. Sabido es por todos que el andalusí es un pueblo profundamente marcado por los textos religiosos islámicos, aunque no debemos olvidar que también existen ciertos intelectuales que rompen con la tradición religiosa y son considerados disidentes. Léase a modo de ejemplo el trabajo del cordobés ibn Masarra. No hay duda de que la producción literaria alcanza su máximo esplendor en el siglo X, destacando Ibn Hazem (994-1063) por su obra “El collar de la paloma”, Ibn Jaldun (1332-1406), historiador conocido por su “Introducción a la historia universal” (Al-Muqaddimah), o Averroes (1126-1198) filósofo que comenta y difunde la obra de Aristóteles por el resto de Europa.

Pero si en algún campo destaca Al-Andalus es, sobre todo, en medicina y matemáticas. La diferencia con el cristianismo en estos terrenos es abrumadora. Ejemplo de ello sería la introducción del sistema de numeración indio, que acaba sustituyendo al romano.

La arquitectura andalusí, además de recibir importantes influencias romano-visigodas, aporta, como no podía ser de otra manera, elementos típicos del mundo islámico: arcos, cubiertas y una rica ornamentación basada en motivos geométricos, vegetales y epigráficos. En este terreno sobresalen la Giralda de Sevilla o el palacio de Madinat al-Zahra y la mezquita, ambas en Córdoba. La Alhambra granadina se considera como la obra cumbre de la arquitectura nazarí. Se trata de un recinto fortificado que reúne en un mismo conjunto diferentes tipos de palacios, la residencia real y extensas zonas dedicadas al ocio.

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