Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog
Delirios de autor (el blog de Manuel Fernando Estévez Goytre)

Blog dedicado al autor Manuel Fernando Estévez Goytre y su obra

1417-1464, un periodo de inestabilidad en la dinastía nazarí

Publicado en 5 Febrero 2019 por deliriosdeautor Manuel Fernando Estévez Goytre

1417-1464, un periodo de inestabilidad en la dinastía nazarí

Granada antigua y el reino nazarí

XVII.- 1417-1464, un periodo de inestabilidad en la dinastía nazarí
(Por Manuel Fernando Estévez goytre)

Acabado el reinado de Yusuf III da comienzo un período de inestabilidad sin precedentes en la dinastía nazarí. Con esto queremos decir que todos o casi todos los emires de esa etapa reinan en más de una ocasión e incluso algunos de ellos lo hacen asociados entre sí. Dicho periodo se abre con Muhammad VIII, apodado El pequeño (1417-1419 y 1427-1429); para continuar con Muhammad IX, El Izquierdo (1419-1427, 1429-1432, 1432-1445 y 1447-1453); Yusuf IV (1432-1432); Muhammad X, Abenalmao (1432-1432); Yusuf V, El Cojo (1445-1445 y 1462-1463); Ismail III (1445-1446); Muhammad XI, El Chiquito (1453-1455); Sa’d Ciriza (1454-1462  y 1463-1464); e Ismail IV (1462-1463).

En cuanto a Muhammad VIII, El Pequeño, habría que decir que con él Granada entra en una etapa de decadencia que ya no tendrá vuelta atrás. Entiéndase tal afirmación referida al aspecto político y militar, nunca al cultural o al artístico, los cuales se reconocen cada día más fuera del entorno nazarí.

Se inicia también una fase en la que los distintos linajes comienzan a tomar un protagonismo nunca antes conocido. La rivalidad entre ellos y el poder que van adquiriendo provocan la enemistad con los reyes de turno y en consecuencia continuos y abundantes baños de sangre.

Muhammad, primogénito de Yusuf III, sube al trono sin haber cumplido los nueve años de edad, siendo el visir Alamín el encargado de llevar las riendas del emirato. Pero después de algo más de un año, Muhammad al-Aysar, conocido como Muhammad IX, El Izquierdo, se hace con el poder de una manera, como podemos imaginar, extremadamente violenta. Todo ello con la ayuda de los Abencerrajes, a uno de los cuales lo recompensa nombrándolo visir. Durante estos años no faltan los motines, asesinatos, destituciones y nombramientos de nuevos cargos. Entre ellos, uno de los ceses más nombrados es el del alcaide Alamín. Son estos unos años en los que la economía cae en picado y el pueblo, en definitiva, no deja de mostrar su descontento en las calles.

Es entonces cuando los partidarios de Muhammad VIII vuelven al escenario y se hacen nuevamente con el poder en 1427. Sin embargo, El Izquierdo consigue huir a Túnez. Si este es un rey frío y distante con los cargos que lo rodean, El Pequeño es todo lo contrario, y una de sus prioridades es prorrogar la tregua con los vecinos del norte.

Yusuf, uno de los Abencerrajes más sobresalientes, sufre el rechazo de El Pequeño, que conoce de sobra su relación con El Izquierdo. Así, sintiéndose desplazados, los Abencerrajes optan por salir de Granada y marchar a Lorca. Son aproximadamente una treintena. El regidor los escucha y les prepara una cita con Juan II, quien, con el beneplácito del rey de Túnez, les presta la ayuda económica y militar que necesitan y prepara una rebelión en toda regla contra los nazaríes. Vera y Almería se les unen sin condiciones y Guadix es tomada en un solo asalto. Poco después les juran fidelidad las ciudades de Ronda, Gibraltar y Málaga. A Muhammad IX no le cuesta prácticamente esfuerzo tomar la Alhambra y confinar a El Pequeño en el castillo de Salobreña.

Unos cuantos partidarios de Muhammad VIII visitan a don Juan para pedirle ayuda. El castellano, que antes ha apoyado a El Izquierdo, piensa que no hay opción mejor que ayudar ahora a su rival, pues de esa manera mantiene a Granada sumida en una guerra intestina de la que lógicamente obtendrá grandes beneficios. Pero El Izquierdo, aprovechando la alianza, propone una tregua a los castellanos, a lo que Juan II responde pidiendo un tiempo para pensarlo. El granadino, en vista del desinterés del castellano, se niega a pagar los tributos pactados.

La guerra está servida. Los moros derrotan a los cristianos en Antequera y los castellanos a los granadinos en Jimena. Por pequeña que sea, cada día se libra una nueva batalla. El Izquierdo, viendo que El Pequeño consigue captar más y más adeptos, teme un golpe en la Alhambra y ordena la muerte de Muhammad VIII.

Sin embargo, los partidarios de El Pequeño no se quedan de brazos cruzados y ven en Yusuf ben Muhammad ben al-Mawl, más conocido como Abenalmao, al sustituto del rey asesinado.

Después de una serie de trifulcas internas entre los Abencerrajes, que apoyan a El izquierdo, y otros linajes que se decantan por Abenalmao, este consigue que Castilla se embarque en el derrocamiento del primero. Así, los cristianos vencen en la batalla de la Higueruela, sometiendo al nuevo rey, quien se compromete a pagar unos tributos abusivos a Castilla y a liberar a todos los prisioneros cristianos.

Abenalmao entra en Granada en 1432. Una buena parte de la población se posiciona en su contra debido a las condiciones del tratado firmado con Castilla. A todo esto se le une el hecho de que los partidarios de Muhammad IX van captando adeptos poco a poco. Vélez Málaga y Málaga se vuelcan con él, que acaba pidiendo ayuda a su viejo amigo el rey de Túnez.

Auxiliado por el maestre de Calatrava, don Luis de Guzmán, Abenalmao prepara un golpe contra Málaga, pero Muhammad se le adelanta y sale a su encuentro. La balanza de la batalla está muy nivelada y El Izquierdo, aunque no consigue derrotar a Abenalmao, entra en Granada y se instala en el Albayzín. A los pocos días logra introducirse en la Alhambra y asesina a Abenalmao.

Muhammad IX, con la bendición de los Abencerrajes, asciende al trono por tercera vez. Nombra visir a Abdilvar, uno de los Abencerrajes más ambiciosos, un hombre con experiencia suficiente para negociar una tregua con Juan II. Pero la alianza no dura demasiado y en 1434 vuelven las batallas. Entre otras plazas, los cristianos toman Huéscar y Huelma. Sin embargo, las cosas en Castilla no andan demasiado bien y ambos reinos firman un nuevo periodo de paz.

En Granada soplan otros vientos. Fatima, hermana del sultán, tiene dos hijos: Ismail y Yusuf. El primero está punto de casarse cuando El Izquierdo promete a la novia con otro hombre y prohíbe la boda. Yusuf, en defensa de su hermano, se arma de valor y, con la ayuda de unos cuantos amigos, derroca a Muhammad y se proclama rey.

Yusuf V, El Cojo, expulsa a los Abencerrajes, que se retiran a Montefrío. El pueblo, a sabiendas de la debilidad del nuevo rey y la persecución que este sufre por parte de El Izquierdo y de los abencerrajes, deposita todas sus esperanzas en Ismail, que se encuentra huido en Castilla. A ellos se les une otra vez El Izquierdo, que con la inestimable ayuda de Guadix logra derrocar a Yusuf, que se exilia en Almería, y entronar a Ismail.

Ismail tiene dos enemigos: Muhammad IX, El Izquierdo, y Yusuf V, El Cojo, que acaban aliándose para usurparle el trono. Pero como rinde pleitesía a Castilla, cuenta con todo el apoyo del reino cristiano. Sin embargo, El Cojo es asesinado en Almería por uno de sus ministros. Solo queda El Izquierdo, un hombre ambicioso y curtido en la política y en la guerra, quien con la ayuda de los Abencerrajes entra en Granada en 1447 por cuarta vez.

Ya se ha adelantado al comienzo del capítulo que este es un periodo de inestabilidad política y militar en el reino nazarí, por lo que no deben extrañar los segundos, terceros e incluso, como acabamos de ver, cuartos reinados. El nuevo rey se vale de la ayuda de Muhammad, apodado El Chiquito, hijo de Muhammad El Pequeño y nieto de Yusuf III. El Chiquito no tarda en hacerse imprescindible y por tanto el rey lo nombra jefe de los ejércitos, un cargo que emplea para arremeter contra los cristianos, conquistando multitud de plazas. Juan II, habiendo perdido la batalla de Río Verde, propone una tregua a los granadinos, pero El Izquierdo la rechaza. El Chiquito, entonces, recupera varias ciudades en las actuales provincias de Sevilla, Cádiz, Málaga, Jaén, y Murcia.

Algunas facciones del ejército castellano se ponen de parte de los nazaríes, e Ismail III, viendo el panorama, hace una visita a Juan II a fin de brindarle su ayuda. En un breve espacio de tiempo acampa en Comares. El Izquierdo, acobardado, pide una tregua, que el rey castellano le concede, aunque Juan II, por otro lado, continúa sufragando los gastos necesarios para que Ismail siga haciendo la guerra a los granadinos.

Ismail se hace con la alcazaba de Málaga, donde lo nombran rey de Granada. Sin embargo, en la ciudad de la Alhambra sigue reinando El Izquierdo, que se hace fuerte y, auxiliado por El Chiquito, toma Vélez Málaga y Málaga y degüella a Ismail.

Los cristianos dan inicio a una serie de campañas de recuperación de las ciudades perdidas. La consecuencia inmediata es la pérdida de Sevilla y Lorca, esta última en la batalla de los Alporchones. Después de conocer varias derrotas, El Izquierdo fallece de viejo en 1453.

El de Muhammad XI, El Chiquito, es un reinado breve. Presionado por uno y por otros, no le queda otro remedio que renunciar al trono y abdicar en favor de Sa’d Ciriza, descendiente directo de varios reyes nazaríes y padre de Abu l-Hassan, conocido como Muley Hacem, de Muhammad al-Zagal, El Valiente, y de Yusuf, víctima de la peste con apenas diecisiete años.

A principios de 1455 El Chiquito recupera el trono y Sa’d Ciriza se va a Casarabonela y envía a Muley Hacem a Castilla con intención de conseguir una alianza con Enrique IV, El Impotente, a cambio de pagar un vasallaje. La consigue, recupera el trono y El Chiquito se ve obligado a huir a la Alpujarra.

Poco después, Muley Hacem y El Zagal encuentran a El Chiquito con su esposa y sus hijos en un paraje cercano a Granada, donde suele ir a sacudirse la nostalgia. Arrestan a todos los miembros de la familia, los trasladan a Granada y los matan. Muley Hacem aprovecha la coyuntura y se casa con su esposa, que no es otra que Aixa la Horra.

Un día, en pleno periodo de paz, un gobernador nazarí conquista una plaza de la frontera y los cristianos, en contestación, toman Estepona y Fuengirola. Van subiendo al sultán la cantidad del vasallaje a pagar y, en consecuencia, el pueblo granadino cada día está más descontento con su rey.

Los Abencerrajes, saqueados por el emir para satisfacer los tributos a los cristianos, se indisponen seriamente con él y, cuando la situación está a punto de explotar, el rey y sus hijos idean un plan. Los citan en la Alhambra con el falso propósito de renunciar al trono y, a las órdenes de Muley Hacem, degüellan a casi todos en la Alhambra. Los que quedan vivos, entre ellos Aliatar, huyen a Málaga, donde nombran como rey simbólico a un hombre muy influyente: Ismail. Se ponen entonces a disposición de los castellanos. Granada pierde Archidona, lo que produce un desencanto en la población nazarí, que se posiciona en contra de Sa’d Ciriza. En una de las salidas de Sa’d de la ciudad, Ismail aprovecha para entrar en Granada y tomar la ciudad, comenzando a reinar bajo el nombre de Ismail IV. Pero los castellanos no tardan en ponerse en su contra y acampan en Granada. Entre esta situación y los enemigos que se ha granjeado dentro de las fronteras nazaríes, teme perder el trono en cualquier momento. Unos meses después, Sa’d Ciriza retoma el poder mientras Ismail se marcha a Illora de la mano de unos cuantos Abencerrajes. Pero Sa’d es un anciano y quien manda en realidad en Granada es su hijo, Muley Hacem.

Poco tiempo después Muley Hacem tiene varias disputas con su padre y, dejándose convencer por los Abencerrajes, lo obliga a exiliarse en Málaga. El Zagal, por su parte, huye a Castilla con un centenar de caballeros de Granada.

Comentar este post